RIESGOS EN LA ADOLESCENCIA: AUTOLESIONES
Los riesgos para la salud en la adolescencia han experimentado un gran cambio. Hace unos años, las principales amenazas para la salud de los adolescentes eran el consumo de alcohol en exceso, los embarazos no deseados, el tabaco y las drogas ilegales. Actualmente son la ansiedad, la depresión, el suicidio, las autolesiones y otros trastornos mentales graves.
Entre 2001 y 2019, la tasa de suicidio de los jóvenes norte americanos de 10 a 19 años se disparó a un 40% y las visitas a urgencias por autolesiones un 88% . En España antes del estallido de la crisis se estimaba que el 30% de los menores habían presentado ideación suicida en algún momento, el 10% lo habían intentado y un 2% necesitó atención médica. Ahora, todos los indicadores se han disparado: con respecto a los dos años previos, el porcentaje de menores que se autolesionan ha aumentado un 180%. Así lo ha manifestado la Asociación Española de Pediatría (AEP).
En el año 2020, se suicidaron en España 14 niños menores de 15 años, el doble que el año anterior. Entre el grupo de jóvenes de 15 a 29 años el suicidio es ya la segunda causa de fallecimiento, solo superada por los tumores malignos. La pertenencia al género femenino, la presencia de síntomas depresivos, una mayor exposición a casos de coronavirus y un mayor consumo de redes sociales son factores de riesgo para la conducta suicida en la actualidad.
Gestionar una crisis de salud mental puede ser un reto para los adolescentes y sus padres. Suele ser un territorio inexplorado que necesita que lo recorramos con sensibilidad. Os queremos ofrecer una pequeña guía para ayudaros.
¿Cuáles son las señales que nos indican que un adolescente tiene dificultades con la ansiedad o depresión?
La ansiedad y la depresión son diferentes pero comparten algunos indicadores. Primero se ha de buscar si hay cambios de comportamiento en el menor, como falta de apetito repentino, o falta de ganas de participar de alguna actividad social que antes disfrutaba, alteraciones del sueño, o abandono de otras actividades. Es difícil. Estos comportamientos a veces pueden corresponder a la ansiedad natural de la adolescencia. No obstante , un adolescente afectado puede expresar preocupación excesiva, impotencia, tristeza profunda, sobretodo en periodos prolongados de tiempo.
Saber si un adolescente está batallando con un contratiempo o más bien con un problema médico “es la pregunta del millón”. Lo que nos puede ayudar ha hacer esta distinción es una cuestión de
“Cuánto persiste en el tiempo, cuánto interfiere en su crecimiento y aprendizaje y si observamos auténtico dolor”. Si los límites son muy confusos para establecer la diferencia , puede ser de ayuda ir a un profesional solicitando cita.
¿Cuál es la mejor forma de iniciar una conversación con un adolescente que podría tener problemas?
El consejo de los expertos es claro: hay que ser claro y directo y no hacer preguntas complicadas. Se deben abordar estos temas con compasión y sin culpabilizar a nadie. Como padres nos preocupa y queremos que este bien, todos nos merecemos estar bien. Por desafiante que parezca hablar de estos temas, los jóvenes a menudo están desesperados por que alguien les escuche. Hay que saber llegar a ellos con apertura y cariño.
Cuando los adolescentes tienen dificultades para abrirse, puedes intentar colaborar en algún pasatiempo común o en una actividad sin tocar el tema de su salud mental. Si están cómodos acabarán por estar más dispuestos a hablar. Se paciente y escucha activamente, y reflexiona sobre el que el adolescente dice, piensa y siente, intenta acercarte y comprenderlo.