La depresión es uno de los trastornos del estado de ánimo más comunes, y a la vez de los más autodestructivos, incapacitantes y peligrosos. Puede alterar tu forma de vida en áreas como la alimentación, el sueño, las relaciones con los demás, tu forma de pensar y de sentir, y cualquier actividad de tu vida diaria. Se manifiesta de muchas formas distintas, pero hay varios indicios comunes a todas ellas, aunque no tienen porque darse todos.
Tristeza persistente.
Cambios en peso y apetito.
Menos interés y placer por actividades.
Problemas médicos sin causa aparente.
Dificultad para recordar, concentrarse y tomar decisiones.
Pensamientos de muerte o suicidio, o intentos.
Falta de energía, cansancio.
Desesperación, pesimismo.
Sentimientos de culpa, inutilidad o indefensión.
Sueño irregular.
Irritabilidad
Mientras que la ansiedad nos crea la necesidad de huir de ella y pensamos que desaparecerá cuando nos liberemos de lo que nos agobia, la depresión nos hace creer que estará ahí para siempre, que es imposible salir de ella, lo que dificulta que la persona ponga confianza en una terapia para combatirla. Por eso, un primer paso es no dejarse engañar por esa sensación y solicitar ayuda.
Datos de interés sobre la depresión:
- La padecen alrededor de 350 millones de personas en todo el mundo.
- Afecta a todos los grupos de edad, posición social, posición geográfica y demográfica.
- Se relaciona con la salud física de forma mutua, problemas cardiovasculares pueden llevar a depresión y viceversa.
- La OMS estima que la depresión será la segunda causa médica de discapacidad en 2030, después del SIDA.
- Las mujeres tienen un 70% más de probabilidad de padecerla.
- La psicoterapia ha demostrado ser tan efectiva como la medicación, y preferible en muchos casos.