

Nos resulta absurdo imaginar que alguien deba avergonzarse por lastimarse la pierna trabajando o haciendo deporte y tenga que ir al médico, pero no nos sorprende que alguien pueda sentir vergüenza por ir al psicólogo.
No nos importa que la gente sepa que tenemos una fractura en la tibia, pero no admitiríamos que se enterasen de que sufrimos una profunda tristeza o confusión, o de que nos preocupamos en exceso y tenemos miedos, no vayan a pensar que somos muy quejicas o dramáticos, que estamos locos o peor aún, que somos débiles y necesitamos “ayuda”. A veces incluso tememos al propio psicólogo, que sería el que más cosas averiguaría en su consulta.
Es precisamente esta cultura de aparentar fortaleza la que más daño está haciendo al evitar que personas que podrían beneficiarse en gran medida del trabajo de un psicólogo decidan no hacerlo. Si estás pensando en ir al psicólogo y es esa incomodidad la que te frena, hay varias cuestiones que podrían inclinar la balanza a tu favor.
- Saber que nadie es inmune.
Nuestro estado psicológico depende de factores que no siempre podemos controlar, puedes pensar que a excepción de ti, todos están bien, gestionan todos sus problemas por sí solos y siguen adelante sin titubear, pero la realidad es que muchos acumulan malestar escondido que en algún momento se torna en su contra, y otros disfrutan de una buena racha que parece no terminar, pero que en cualquier momento puede fallarles y hacer que necesiten apoyo. Hasta los atletas más fuertes se lesionan, hasta las personas más estables sufren.
- No hay problema embarazoso.
Un buen psicólogo sabe que tanto los cerebros como las vidas son de una complejidad tan grande que pueden dar lugar a combinaciones de lo más inesperadas, te sorprendería descubrir la cantidad de padecimientos y “rarezas” que ya están contempladas en los libros; pero aún si no lo estuviera, un profesional que se precie de llamarse psicólogo abandera la comprensión, la observación objetiva y la evaluación por encima de todo; no juzgará arbitrariamente ni se burlará la necesidad de su cliente, si lo hiciera, el único que debería avergonzarse (y mucho) sería ese psicólogo. Un buen psicólogo te escucha, coopera contigo y te ayuda a mejorar, y por supuesto, por la cuenta que le trae, tu confidencialidad es sagrada.
- Es signo de determinación.
Tomar la decisión de ir al psicólogo significa que has tenido la suficiente capacidad y observación para detectar que algún problema en tu vida tiene su origen en tu mente o tu conducta, y has elegido ponerle solución, y significa que posees la resistencia para afrontarlo y la inteligencia para saber a quién acudir.
- El mundo está cambiando.
Aunque es evidente que aún queda mucho camino por recorrer, la aceptación de la psicología sigue extendiéndose en la conciencia de la sociedad, cada vez más personas entienden que ir al psicólogo no es una necesidad de unos pocos sino una oportunidad de mejora para cualquiera, y que, una vez que las sesiones han concluido con éxito, aquél que entraba con un problema sale de ellas fortalecido y con una capacidad de afrontar el mundo mayor que la de muchos aparentemente “fuertes y estables”. De esta forma, recibir sesiones de psicología no solamente no es vergonzoso, sino que honra.
La meta es conseguir que la psicología sea un punto de apoyo global, que cualquier persona pueda considerar la psicología como una opción para mejorar su vida, con la misma naturalidad con la que uno decide ponerse en forma o aprender una habilidad.
- Otros dependen de mí.
Si eres el tipo de persona que brinda apoyo constante a sus allegados, o estás a cargo de algunas con especiales necesidades emocionales, puedes temer que si te muestras débil, quienes dependen de ti se asusten o se derrumben; pero no les haces ningún bien ayudándoles si tú mismo/a no te encuentras en un buen momento, les ayudarás más si les haces conscientes de que también necesitas reponerte para poder seguir proporcionándoles ese apoyo, y puede que después de recuperarte, lo hagas aún mejor que de costumbre.
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No es la primera vez que se habla de esto, pero vencer los prejuicios de una población es un proceso lento y difícil, si disfrutas de los servicios de un psicólogo, considérate también pionero/a en un cambio social con un largo historial de lucha y un gran futuro por delante.
Psiqueon
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Excelente información y mejor aún, la atención y los servicios que presta el magnífico y muy preparado equipo de Psiqueon. Enhorabuena!